viernes, 5 de noviembre de 2010

El tatuaje de un adiós


Anochecieron sus ojos.

Sin excusa,

sin tiempo.

Alguien cantó en silencio,

abrazado a su ausencia.

Tembló el útero de la tierra

acarició su cuerpo,

dolió como un enjambre de palabras,

...el adiós.

Divagó entre nubes grises

y el pasto recién cortado

...el duelo

en un murmullo pestañeo el viento

el sonido de la tristeza...

Anocheció como nunca,

pariendo el alba

húmeda de esperas, enlazó las huellas

que no se escribieron.

Abrete, al fin en tus dulces ojos,

pidió la noche,

aroma el aliento que te libera

flota en la marea de las cosas invisibles.

El cielo es el talismán de un beso

que cae,

en la mirada deshojada de tu sombra.




Margarita Parada Palma

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