Sembrando sueños,
despierto en los surcos de la noche.
En tus venas repletas de palabras
Habito inhalando el perfume,
de todos los pétalos dormidos,
que dejaron sus huellas en decenas de inviernos.
Aún en el aire enardecido sombrío de pesares...
Aún allí, nacen mis versos...
En cada segundo que camina hacia la tarde,
en cada sílaba que habla.
En la noche que abre su ventana,
y la luna que agita su pañuelo blanco
en la soledad de tus manos.
En el sonido que provoca el viento.
Y en el silencio que acaricia mi alma....
Margarita Parada Palma
(D/R)
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