viernes, 17 de diciembre de 2010

Una blanca palidez

Preñada de presagios se oscurece la tarde
abriga en su regazo el grito de las sombras
Hace algunos años
las nubes del ocaso sembraron un rebaño de ilusiones
Hoy dejaré que caminen las palabras
en este largo trecho de sueños y silencios
Silencios
Tantos y tantos descolgaron sus momentos en los recuerdos
Tantos que
percibo esa luz escapando de mi espejo
solitariamente alado
solitariamente quieto
Una vez fui tu día de pálidos ayeres
el desvelo de esas horas infinitas
Una y otra vez fui tu latido
tu respuesta
Antes que la lluvia mutilara el lamento en las grietas de mi muro
Déjame ser lo que la luna me susurra
agua tibia que se escurre en tus laderas
ese pálido reflejo de mi misma
una noche plena
Un sol desdibujado trepando tus ventanas
Un puente construido sin espinas
Sabes?
Mis ojos no pueden llorar
se han sellado con el beso de tu ausencia
con el manto sereno de la noche
Y sin embargo lloro
iluminadamente
Lloro


© margarita parada palma.

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