miércoles, 9 de junio de 2010

Un hombre, un niño


No eres soplo
ni latido.
Rompes las cadenas
atas el silencio
a la órbita de cientos
de figuras quebradas
esparcidas por el aire
como un lienzo de Chagall.

No saben tus ojos de tristeza
escriben con la tinta del olvido
en las dos caras de la luna.
Y respiras la noche
en la madrugada imaginaria
de quien siempre
vive en una fábula.

Amas el espejo reflejado
de tu sombra
donde desbordan las palabras
de las horas sin tiempo.

Brillan tantos luceros
en tu mente y se apagan.
Como se apagan las estrellas
en los paisajes sin plasmar
de un recuerdo sin memoria.

Y yo quieta
Veo y escucho un murmullo
casi un susurro
triste y balbuceante
en el hueco vacío de tus alas.

Y soltando las amarras
invisibles de tu abrazo
se desliza con asombro
un par de ojitos de vidrios
y el bordado de un Te quiero.
Es tu juguete de la infancia.

Afuera ,un cartel dice.
"Horas de visitas...Solo los Domingos"




Margarita Parada Palma.
(D/R)

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