Entre un sol negro, y la grieta luminosa de los párpados
cuanta miseria se cuela balanceando los terrores
cuantos latidos de sangre golpean las lejanas calles
como ríos sin fronteras, ni banderas y muros rotos
en un vientre de nadie.
Cuantos ojos escapando de una guerra que aún aúlla
silbando entre los tanques y fusiles abiertos,
en los ojos del miedo sin noches, ni cielos blancos
ojos que gritan escarbando esperanza en
un mundo indolente mareado de soberbia.
Cuantos despojos de huesos y cueros curtidos
tendrán que apilarse secándose al viento
pidiendo piedad con los dedos cruzados,
en una boca agónica que gime inocencia....
Y dónde están disfrazadas
las manos piadosas,
las máscaras dulces orando plegarias
Las biblias abiertas cerradas del alma
que no quieren ver, ni saber, ni sentir,
que la noche es una mueca, blindada bailando
en su propia muerte.
Margarita Parada Palma
(D/R)
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