lunes, 25 de enero de 2010

La brevedad del ser.


Nada queda en la mirada
ni en la oquedad
de mis manos
ni en la sonrisa perfecta
de vivir solo por vivir.
Indiferente al tedio
se desgrana la mañana
como una trenza
deshecha
en una guerra de luces
que rompe en soles
mi lienzo.
La brisa limpia los troncos
que guardan entre sus fauces
mi tiempo hecho momentos.
Siento y vivo en ni pecho
el torbellino de un vuelo
como un poema callado
derramado por tu copa
cuando nos habla el silencio
A lo lejos susurran
las olas enlazadas
con el viento
Y en un rincón de la noche
se queda bailando
la luna.


Margarita Parada Palma
(D/R)

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