Ella, inmóvil como una sombra
surgida de la nada
se recorta transparente en el paisaje...
Extiende su manto de agonía
cuando el hielo de las olas
tocan sus pies desnudos.
El viento le acaricia el cabello húmedo
conoce la tragedia.
Él no volverá....Susurra quedo
Ha llenado de peces su barca de ilusiones.
Él no volverá....
Y en sus pestañas,
juega olvidada la noche.
Cae la tarde, se insinúa
un cielo espeso de señales
como gaviotas descolgándose de un sueño.
Unas lágrimas cansadas escapan vencidas
se estrellan tatuando surcos de silencios
que florecen en su traje de lunas negras.
Ella canta.
Y comienza a caminar hasta el encuentro.
Margarita Parada Palma.
(D/R)
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