viernes, 30 de abril de 2010

No se lo cuentes a la lluvia


Las horas se enlazan
a mis dolores
en un cordón de perlas negras
ebrias de certezas.
Nadie duerme su epitafio
esposando su tristeza
cuando se hila a los recuerdos
el olvido.
Nada real parece ser
en la gota de los sueños
suspendido en los cristales.
Ni la premura del polvo
que gatilla entre mis dedos
ni el invierno envejecido
que anochece
en las alas de la lluvia.
El horizonte es una promesa
escondida entre mis ojos
que se aleja sin equipaje.
El silencio un impacto
abofeteado de la noche.
Miro el asombro de mis manos
dos palomas
que fallecen a la sombra
del regazo de una pena.
Y una mueca desdentada
se insinúa en el espejo...
¡Oh Dios!
Cuanta desolación...
Ayúdame a olvidar que no estoy muerta.




Margarita Parada Palma.
(D/R)

1 comentario:

suyai dijo...

Qué profunda tristeza me invade leerte, veo en tus letras un alma que sufre, que llora un amor ausente.