El dolor de la muerte física, está siempre presente en cada uno, cómo la vives, cómo la superas, como cada día va apareciendo y a la vez transformándose en un recuerdo, presente.
A MI QUERIDA MADRE , QUE UN DIA DE SEPTIEMBRE , LOGRO DETENER, EL TIEMPO.
Mamá,
No sé si hoy mi llanto desgarrado
conmueva a las estrellas,
buscando una respuesta que no llega,
que ya no llegará,
y el dibujo de tu cuerpo,
madre mía,
emerge de la tarde, meláncolica,
sin olor a ruidos, silenciosamente, triste.
¿Dónde están nuestros proyectos,
nuestras ilusiones nuestras metas,
nuestros recuerdos?
Mamá, ¿En que barco,
traspasaron la barrera de los sueños,
y del tiempo?.
En cada rostro,
creo ver tu mirada eternecida,
En cada hebra de plata,
la suavidad de tus cabellos,
y tus manos, grandes, abiertas, generosas en caricias,
recorriendo mi cansancio.
Mamá, mamita,
donde mirar, sin verte, dolorosamente ausente,
sollozando mi alma por tu ausencia,
brutalmente lejos de mi,
y de mi vida.
Yo aún te busco en las sombras escondidas,
en la sonrisa blanca de un espino,
en las cuentas del rosario,
y en las flores dormidas.
Yo, aún te busco,
sin querer reconocer que ya te has ido.
Es que el tiempo del encuentro, está llegando.
Y yo estoy sola, mamá,
muy sola !
esperando.
Margarita Parada Palma
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